Fotografía realizada para mi clase de fotoperiodismo. El ejercicio consistía en salir de la universidad y encontrar personas realizando su oficio. A unos kilómetros de la escuela me encontré con Alfonso, un bolero que al principio se mostró desconfiado de mi (fotografiar desconocidos se vuelve particularmente difícil en una ciudad tan insegura como esta); después de identificarme y explicarle el trabajo que realizaba me contestó algunas preguntas y tuve oportunidad de fotografiarlo unos minutos. Los tiempos son difíciles para todos: a Alfonso le han subido los materiales con los que labora pero él no puede subir los precios de sus servicios porque aun manteniéndolos está perdiendo clientes. Su esposa fue una de los miles de trabajadores despedidos el año pasado, y ha tenido que cortar el servicio de electricidad en su casa para hacer un "diablito" (conexión ilegal, extremadamente rudimentaria e insegura que utilizan en colonias pobres). Al final tuve que despedirme, y de cierta manera sentí que Don Alfonso se quedaba con las ganas de seguirme contando de sus hijos, de su ciudad natal, del largo camino que hace todos los días desde su casa hasta el lugar en donde trabaja, y de los tiempos que se avecinan y que no parecen mejorar.
